13 de abril de 2010

El nacionalismo: pugna entre burguesías y arma de la burguesía nacional en tiempos de crisis económica

Indistintamente del color de su bandera, el nacionalismo se distingue por potenciar férreamente la defensa de un país frente a los demás.

La lucha nacionalista sólo es propia de la burguesía que, en un ansia mejorar su posición en el mercado, desarrolla una estrategia popular que le ayude a derrotar los intereses de la burguesía enemiga.

No seamos ingenuos, entre los diversos sectores de la burguesía también hay pugnas. No es sorprendente que en épocas de crisis mundial, los sectores más débiles de la burguesía emprendan una lucha contra la gran burguesía, normalmente transnacional e imperialista.

En el actual contexto de crisis capitalista, ubicada en la fase imperialista del sistema, los conflictos nacionales entre "burguesías" son más que probables. La explotación a nivel transnacional está reservada a un número reducido de capitalistas, que poseen una gran cantidad de medios de producción.

Normalmente, las empresas que explotan a nivel transnacional son a su vez grandes compañías transnacionales que mueven una enorme cantidad de capital.

Por el contrario, existe un porcentaje elevado de empresas (con sus respectivos capitalistas) que no pueden participar en el mercado transacional y se ven obligados a explotar a nivel nacional o estatal. Esta burguesía entra en pugna directa con la burguesía transnacional, ya que los intereses "globalizadores" o imperialistas no los comparten.

A la burguesía nacional le interesa la explotación de ámbito nacional, puesto que no posee posibilidades de mercado más amplias. En la actual época imperialista, estas pequeñas empresas se ven perjudicadas por las grandes, queriendo éstas derribar el poder de las más poderosas.

No olvidemos que la burguesía nacional (normalmente pequeña burguesía) es el bastión social del fascismo. Obviamente, el fascismo es una reacción burguesa a una situación económica adversa.

Así podemos hacer un esbozo de las premisas fundamentales que dan origen al fascismo: por un lado, un clima de inestabilidad económica y crisis capitalista y, por otro, una pugna entre la burguesía nacional y la burguesía transnacional.

En el actual contexto de crisis capitalista en la fase imperialista, estas dos premisas se dan de forma muy acentuada. La mediana y pequeña burguesía (*) está interesada en una reacción nacionalista/fascista, mucho más que la gran burguesía. Pero los intereses de mercado no harán dudar a la gran burguesía si debe ampararse en el nacionalismo/fascismo para preservar sus intereses.

La ideología no es más que una consecuencia directa de las condiciones económicas. La gran burguesía no defiende el imperialismo por simple deseo, sino porque le permite explotar una gran superficie de territorio y conseguir amplios beneficios. La burguesía nacional no defiende el marco de mercado nacional y el nacionalismo porque lo desee, sino porque es su única respuesta a la fase imperialista del capitalismo que perjudica muy seriamente sus negocios.

Marx dijo que mediante el capitalismo avance, los medios de producción se irían concentrando en cada vez menos capitalistas progresivamente. El avance del capitalismo es el imperialismo, descrito hace casi un siglo por Lenin. Y el imperialismo no interesa en absoluto a la pequeña burguesía que, al explotar nacionalmente y contar con pocos recursos (comparada con la gran burguesía), fuerza una reacción nacionalista para recuperar su nicho de mercado.

No obstante, el capitalismo sigue su propio curso y es imposible retornar a fases anteriores. El imperialismo es irreductible porque está movido por los sectores más potentes de la burguesía. Pero tampoco dudemos: el fascismo, la reacción pequeñoburguesa, sí es posible en el siglo XXI. Eso sí, en espacios delimitados y a escala nacional. Aunque de la misma manera fue tras la crisis del 29 del pasado siglo y las consecuencias fueron brutales.

La clase trabajadora no se puede dejar llevar por el interés capitalista y no debe caer en las garras del nacionalismo.

Como bien decía Stalin:
"El proletariado consciente tiene su propia bandera, ya probada, y no necesita marchar bajo la bandera de la burguesía."
Jota, camarada redactor del blog hermano "Pueblo Aragonés".

(*) Sería más propio distinguir entre burguesía nacional y burguesía transnacional, aunque bien es cierto que normalmente la pequeña burguesía sólo puede desarrollar una explotación a nivel nacional y la gran burguesía es la que desarrolla su explotación a nivel transacional e imperialista ya que cuenta con más medios de producción y con más capital acumulado.

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