1 de mayo de 2010

Editorial: Reflexiones del Primero de Mayo

Me levanto de la cama, me lavo la cara y los dientes y miro el calendario. Hoy es 1 de mayo. Mientras el café se calienta en la hornilla, pongo un canal cualquiera en el que no estén emitiendo dibujos animados. Dan noticias variadas, unas me hablan de una nueva huelga general que hay convocada en Grecia en los próximos días, otras me hablan de la búsqueda que ha iniciado el gobierno colaboracionista del norte de Irlanda contra Iñaki de Juana Chaos, otras le dan coba a los perros de la Patronal (Cándido Méndez y Fernández Toxo, para más inri). Nada especialmente reseñable, excepto imágenes de manifestaciones obreras realizadas en varios países asiáticos (por esto de la diferencia horaria) como Filipinas o Indonesia.

Pero ahondemos más la mirada en Andalucía. Este 1 de mayo de 2010 se presenta con una alarmante tasa de desempleo, con una situación crítica en el campo y con una preocupante visión para nosotros, los jóvenes, de cara al futuro. Ante este desesperanzador augurio, ¿cuál es la esperanza de la juventud andaluza? La lucha, cada vez lo tengo más claro, la lucha, la lucha y la lucha.

Me preocupa lo confundida que está mucha gente de mi entorno más cercano, como algunos amigos de mi hermana. Me hablan ilusionados de revolución, de socialismo, del Che Guevara... está claro que una de las bases de todo militante es la voluntad para trabajar, pero esa voluntad de poco sirve si no se complementa adecuadamente con la formación, por eso me preocupa (además de por lo obvio) la alarmante presencia de movimientos como Alianza Nacional, o en mayor medida, el Movimiento Social Republicano (MSR) en Málaga, la ciudad donde yo vivo, cuyos mensajes confusos y ambiguos crean una gran confusión en el entorno juvenil más moldeable políticamente. Hoy, además, hay convocada una concentración a nivel estatal por Alianza Nacional, partido político que se define como nacionalista social, un nuevo eufemismo para definir al nacional-socialismo. Y por supuesto, las instituciones la consienten. Huelga decir que en concentraciones de este tipo habrá para dar y regalar gritos xenófobos, racistas, e incluso apologías del Holocausto (ese Holocausto que tanto niegan las altas esferas del movimiento nazi-fascista mundial).

Muchos se habrán levantado hoy con la idea de que el Primero de Mayo es una jornada de fiesta, de jolgorio entre compañeros. A nadie más que a mí le gustaría que así fuese, pero por desgracia no, y más en Andalucía. La situación no está para fiestas, pues la lucha sigue.

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