29 de octubre de 2010

Antecedentes del 4 de Diciembre

Fue un 4 de diciembre de 1868 cuando, ante la frustración que produjo la revolución burguesa que acabó con la monarquía absolutista, el pueblo de Cádiz se levantó por la falta de respuesta ante las demandas sociales y autonomistas. El levantamiento, dirigido por Fermín Salvochea y José Paúl y Angulo, se corrió por los pueblos y capitales vecinas, como Málaga, Granada, Sevilla o Jerez, dando lugar a una dura represión que alcanzó su cima el 1 de enero de 1869 con la decisiva participación del general Caballero de Rodas. A pesar de la brutal represión, la mecha del federalismo republicano andaluz, el andalucismo de aquella época, había prendido.

Retrato de Fermín Salvochea

El federalismo andaluz

En 1869 se constituyó en Andújar la Asamblea Federal de las Provincias de Andalucía, Extremadura y Murcia, al igual que lo habían hecho en 1835 las Juntas Supremas de Andalucía para declarar la insurrección contra el gobierno centralista. Pero una vez más la represión fue dura y el poder central se imponía a los planteamientos andaluces. Sin embargo, la idea del federalismo republicano fue ganando adeptos por toda la península y el 11 de febrero de 1873 se proclama la República española.

En Andalucía y el Levante, el federalismo republicano se radicaliza y se llega a la proclamación de los cantones independientes. La República española, a través del general Pavía, combate los cantones y, poco después, parte del ejército se subleva y acaba con la República.

La Constitución de Antequera de 1883

Loa federalistas, que no renuncian a sus ideales, siguen sus actividades políticas y elaboran constituciones federales de las distintas naciones de la Península Ibérica como programa político con la idea de la creación de una "Confederación de Repúblicas Ibéricas".

Los federalistas andaluces se reúnen en Antequera en 1883 y aprueban el proyecto de constitución para Andalucía en la que se proclama "soberana y autónoma", organizada en "una democracia representativa que no recibe su poder de ninguna autoridad exterior al de las autonomías cantonales que le instituyen por este pacto".

La Constitución de Antequera de 1883 propone una organización de "abajo hacia arriba" en la que se ve a Andalucía como una sociedad de individuos libres que pactan entre si un poder comunal (el municipio) que a su vez delega libremente en un  cantón (que podrían ser las comarcas naturales). Los cantones, a su vez, crean la federación andaluza de cantones que delegan competencias en el Estado Andaluz, y este a su vez se confedera libremente con otros Estados peninsulares.

El notario Blas Infante fue el principal dinamizador de la lucha de Andalucía por su autonomía desde los centros andaluces. En la Asamblea de Ronda, impulsada por Blas Infante y celebrada en enero de 1918, se aprueban el escudo y la bandera de Andalucía actuales y se establece un programa confederal asumiendo la Constitución de Antequera de 1883.

La autonomía andaluza en la Segunda República española

Con la restauración de la República en el Estado Español en abril de 1931, las Juntas Liberalistas, lideradas por Blas Infante, instan a la Diputación de Sevilla para que reúna al resto de instituciones provinciales para tratar el futuro estatuto de autonomía para Andalucía. A partir de este llamamiento y con la destacada colaboración de Hermenegildo Casas, presidente de la Diputación hispalense, el proceso se pone en marcha. Entre 1931 y 1933 casi todas las entidades públicas y privadas emitieron su opinión sobre la autonomía andaluza, la mayoría a favor de un estatuto andaluz, pero los representantes de algunas ciudades como Granada, Jaén o Almería proponían dividir a Andalucía en dos y con esa premisa acudieron a la Asamblea de Córdoba de enero de 1933. 

Participantes en la Asamblea de Ronda (1918)
La llegada de los conservadores de la CEDA al gobierno interrumpe, entre otros, el proceso autonómico andaluz; parálisis que durará hasta que el Frente Popular ganase las elecciones de febrero de 1936 y las fuerzas de izquierda se conviertesen en las impulsoras de la autonomía. Se decide nombrar una junta ejecutiva autonomista a cuyo frente figura Blas Infante, con la misión de dinamizar el proceso que llevase a la aprobación del Estatuto.

El levantamiento militar del 18 de julio de 1936 acabó con las aspiraciones autonomistas y con la vida de Blas Infante, entre otros. Después se abrió un largo paréntesis para la autonomía andaluza... hasta el 4 de diciembre de 1977, primer Día Nacional de Andalucía.

Al principio de la llamada "transición" resurge con fuerza el sentimiento autonomista. Autonomía y libertad son sinónimos de la misma lucha y se ve la consecución de la autonomía como el medio para solucionar los males de Andalucía. 

A principios de 1977 varios jóvenes despliegan una gran bandera desde la sevillana Torre de la Giralda pidiendo autonomía. A la semana siguiente, otros jóvenes despliegan esa misma bandera durante el partido de fútbol entre el RCD Espanyol y el Real Betis Balompié. Las diferentes acciones por la autonomía desembocan en  la convocatoria del primer Día de Andalucía el 4 de diciembre de ese mismo año, que terminó con más de un millón y medio de andaluces y andaluzas pidiendo soberanía en las calles (tanto en múltiples puntos de la geografía nacional como en la numerosa comunidad de emigrantes andaluces en Catalunya), y con el trágico asesinato por la espalda en Málaga del joven Manuel José García Caparrós.

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