20 de noviembre de 2010

Enver Hoxha y su tiempo (Parte 2)

¿Por qué recordamos esos años de infancia, de juventud, de adolescencia, y los primeros compromisos políticos de Enver Hoxha?

Porque, como él mismo escribió, «la juventud es el período en que se forma el carácter y se traza el camino que seguiremos en la vida.»

Los años en los que Enver Hoxha despertó a la conciencia política determinaron su línea política, tanto sobre la necesidad de combatir a la reacción para arrancar al país del feudalismo y la miseria, del analfabetismo y el oscurantismo, como para lograr que los albaneses se basaran en sus propias fuerzas para asegurar la independencia del país e impedir los designios de los enemigos del exterior. Basándose en los principios ideológicos del marxismo-leninismo se refería constantemente a las enseñanzas y lecciones de la historia de su pueblo y a la necesidad de no olvidar los acontecimientos que forjaron su compromiso comunista.

Basarse en las propias fuerzas para asegurar la independencia del país y conjurar las amenazas exteriores

«Nuestro Partido ha considerado siempre como una de sus esenciales tareas permanente, la defensa de la Patria, de la libertad y de la independencia nacionales.»

Con esta firme conciencia, Enver Hoxha dirigió una lucha victoriosa contra el ocupante nazifascista y sus colaboradores albaneses. Organizador del Partido Comunista, que contaba con 200 miembros en su fundación, logró unir a las fuerzas patrióticas en la lucha armada de liberación nacional. Desde 1942 se suceden las operaciones guerrilleras. La insurrección y el poder popular se organizaron en Consejos de Liberación Nacional; se liberan territorios y en 1943 se constituye el Ejército de Liberación Nacional, el cual derrotó la gran ofensiva de las tropas nazis en el invierno de finales de 1943 y principios de 1944. En la primavera, desde las zonas liberadas se lanzó un ataque general contra los ocupantes. El 29 de noviembre de 1944, Albania era liberada.

Mujeres en el Ejército Popular de Albania (1979)

Bajo la dirección de Enver Hoxha, los albaneses no sólo se liberaron del nazi-fascismo basándose en sus propias fuerzas, sin ayuda alguna de las fuerzas aliadas, además Enver se opuso intransigentemente a cualquier ingerencia angloestadounidense en la dirección de la lucha de liberación.

Rechazó el ultimátum del general Wilson que le conminaba a no llevar a cabo operaciones militares contra los colaboracionistas. Y cuando los ingleses desembarcaron en Saranda «para ayudar a la liberación del país», Enver dio la orden a sus guerrilleros de abrir el fuego si las tropas inglesas no reembarcaban. Después de la liberación de Albania, los «aliados» anglo–estadounidenses se negaron a reconocer el nuevo Poder y apoyaron a los reaccionarios del interior.

Las elecciones a la Asamblea Constituyente dieron una amplia mayoría a los comunistas y a los patriotas. Al fracasar sus intentonas por derribar al nuevo régimen, Gran Bretaña y Estados Unidos retiraron sus delegaciones de Albania. En 1946, la situación es de extrema tensión en la frontera con Grecia, debido a la guerra civil que enfrentaba a las fuerzas progresistas con las monárquicas, unos buques ingleses chocaron a lo largo de las costas albanesas con minas de la Segunda Guerra Mundial. El incidente quiso ser utilizado como pretexto para una intervención armada, empero, una vez más Enver Hoxha se negó a ceder ante las presiones y chantajes de los imperialistas.

Mas otros planes amenazaban la independencia de Albania. No hay situación más difícil que la de descubrir que aquel junto al que has luchado, la Yugoslavia de Tito, tenía también sus planes anexionistas. Durante la lucha de liberación, Enver Hoxha, para evitar la división del frente antifascista, se opuso a las posturas chovinistas de la reacción albanesa sobre Kosovo y defendió el principio del respeto a las fronteras internacionales fijadas en 1912. La posición de Hoxha era la de que el problema de Kosovo debía ser discutido y solucionado entre estados socialistas después de la victoria sobre el nazismo. Tito no pensaba lo mismo. Su objetivo, en el marco de su proyecto de Federación Balcánica, era que Albania fuese la séptima provincia yugoslava. Para llevar a cabo su plan, impulsó una fracción en la dirección del partido comunista albanés.

Terminaba la guerra, Albania se encontraba en una situación económica harto difícil y el nuevo Poder se encontraba en fase de consolidación. Esa ingerencia en los asuntos albaneses creo una atmósfera de graves suspicacias en todo el país. En el seno del movimiento comunista, el joven partido comunista albanés osó enfrentarse a Tito, dirigente de uno de los partidos más prestigioso e influyente del Kominform. Este hecho demuestra el gran valor y determinación de Enver, sobre todo si se tiene en cuenta que el Partido del Trabajo de Albania (nuevo nombre del Partido Comunista tras la renombración de 1946), era el único partido en el poder que aún no había sido reconocido como miembro del Kominform (en lo que Tito tuvo mucho que ver). La denuncia que llevó a cabo Stalin contra Tito, en 1948, permitió que la línea de independencia nacional de Enver Hoxha se impusiese.

Un nuevo problema surge en 1949, cuando las tropas monárquicas griegas atacaron Albania con el apoyo de aviones y artillería. El Ejército albanés rechazó el ataque, pero continuaron las intentonas para derrocar el régimen socialista; fueron enviados a Albania grupos reaccionarios que fueron eliminados. Un senador estadounidense declaró: «la guerra de nervios contra Albania puede darse por perdida». Sin embargo, el bloqueo y la presión ideológica continuaron.

En los años sesenta, Enver Hoxha se enfrentó a la línea revisionista de Kruschov, en defensa del marxismo-leninismo. Una vez más se trataba de salvaguardar la independencia del país, tan duramente conquistada. Kruschov pretendía transformar Albania en un paraíso turístico y se oponía a la política de desarrollo industrial y energético de Albania, sin cuyo desarrollo era imposible una verdadera independencia.

En la Conferencia de Partidos Comunistas celebrada en Moscú en 1961, el PTA fue el único que se opuso abiertamente al PCUS, lo que le costó ser objeto de sarcasmos y presiones económicas. Para hacer frente a las malas cosechas registradas, debido a razones atmosféricas, Albania necesitaba importar trigo. Kruschov hizo saber a los albaneses que si su Partido cedía, la URSS cubriría sus necesidades de trigo, y precisó con su particular «espíritu internacionalista», que esas necesidades «se podían cubrir con el trigo que las ratas se comían cada año en la URSS». Enver Hoxha respondió, «preferimos comer raíces antes que vender nuestra independencia y nuestros principios.»

La actitud de Enver Hoxha en la conferencia de Moscú era de especial importancia, pues aunque conocía las divergencias entre el partido chino y el PCUS, ignoraba si Mao Zedong y el Partido Comunista Chino estaban de acuerdo con su denuncia radical del revisionismo.

Enfrentarse a la política del PCUS era un acto grave y doloroso, pues podría romper lazos de profunda fraternidad con el pueblo soviético. Jamás Enver, en su condena de Kruschov identificó a la dirección revisionista con el pueblo soviético, tan apreciado por él y por el pueblo albanés.

La profundización de las divergencias entre marxismo-leninismo y revisionismo unió en un mismo frente al partido chino y el albanés. En todos los continentes se organizaron partidos que rechazaban la vía revisionista. El Partido del Trabajo de Albania (PTA), según las orientaciones de Enver Hoxha, desempeñó con arreglo a sus posibilidades, un papel internacionalista muy activo e importante, para ayudar, aconsejar y estructurar el movimiento marxista-leninista.

Mas de nuevo, en 1978, se produjo una nueva ruptura. China inició el camino de los compromisos con el imperialismo estadounidense. Albania, fortalecida pero aún pobre, ¿debía someterse y doblegarse ante la política de las grandes potencias? ¿Tenía que renegar de sus principios? ¿Debería olvidar tantos sacrificios asumidos desde la ocupación italiana en 1912?

Enver sabía que la situación era difícil, pero no olvidaba las enseñanzas de la historia. Denunció la alianza con el imperialismo y el reparto del mundo entre las grandes potencias que decidían el destino de los pueblos. Consciente de que Albania podía ser aislada en los Balcanes, en Europa y en el mundo, que China llevaría las divergencias políticas a las relaciones económicas; que Albania sufriría un bloqueo económico mayor, sin embargo Enver se negó, una vez más, a chalanear con la independencia de Albania.

Albania no podía cambiar el curso de la historia, empero es de Enver el mérito de haber alertado contra las corrientes revisionistas, contra las políticas imperialistas y neocoloniales. Para oponerse a las pretensiones externas, Enver trató de hacer de Albania una fortaleza, el pueblo asumió los sacrificios necesarios para mantener la independencia de la pequeña Albania en las orillas del Adriático, pero no podía ella sola ser el dique contra la ofensiva general del capitalismo para establecer un nuevo orden social, neoliberal, en el que hoy vivimos y al que nos enfrentamos. Hoy, en el despacho del ministro de defensa de Albania, están juntas las banderas albanesa y estadounidense.

Ese solo hecho demuestra claramente lo que diferencia a Enver Hoxha de los lacayos del extranjero actualmente en el poder.

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