11 de enero de 2011

El Estado Español quiere ver de rodillas a ETA y a la izquierda abertzale


Hoy ETA, en un comunicado que se puede leer aquí y se puede ver y escuchar aquí, ha declarado un alto al fuego "permanente, general y verificable". Este hecho de relevancia ha sido y está siendo tomado de diferentes maneras: unos creen en la benevolencia del Estado Español, ayer terrorista y hoy legítimo, y por lo tanto creen que esta decisión es un paso hacia delante en eso que se denomina conflicto vasco. Otros creen que esta decisión es, nada más y nada menos, que tirar 50 años de resistencia a la basura, es decir, una rendición a todas luces, pues en el comunicado ETA no exige nada nuevo a cambio sino que se deja en pos de la suerte de la élite neofranquista del Estado Español.

Dentro de éste también ha habido reacciones, nada nuevo por el frente. Rubalcaba ha dejado claro que el alto al fuego permanente no es suficiente: quiere que ETA, con la izquierda abertzale, se arrodille ante el Estado Español neofranquista y pida clemencia. Quiere que ETA, con la izquierda abertzale, mendigue y se arrastre por migajas de democracia. ¿El problema? Que puede que la izquierda abertzale, o el sector liquidacionista y reformista de ésta, se arrastre y reconozca, como parece hacer en estos últimos tiempos, estas instituciones antidemocráticas y neofranquistas, pero por mucho que eso suceda, dichas instituciones no se convertirán por arte de biribirloque en instituciones democráticas capaces de garantizar la democracia, la soberanía y la paz ni en Euskal Herria ni en el resto del Estado Español.

Todos los que hemos seguido y nos hemos solidarizado con el bando que busca la paz y la salida democrática al conflicto vasco, estamos expectantes ante cualquier reacción en torno a esta histórica decisión tomada por la organización armada ETA. Se supone que ahora la pelota se halla en tejado españolista y que éste se encuentra en una encrucijada, pues ya no hay motivos de peso para seguir ilegalizando, secuestrando, encarcelando y torturando. En caso de que el Gobierno siguiera con la misma actitud de excepción, significaría que automáticamente se quita la careta, si es que alguna vez se la puso, y se muestra al mundo tal y como es: un Gobierno heredero del franquismo cuya idiosincrasia sigue siendo en demasiados aspectos igual que la de su predecesor. Hasta aquí estamos de acuerdo.

La cuestión es la siguiente... ¿Tenemos realmente esperanzas en que el Gobierno sea capaz de ir en contra de sus principios y dé su brazo a torcer reconociendo el derecho a la autodeterminación o simplemente el derecho a hacer política? No olvidemos que una encuesta realizada hace unos días revelaba que el 73,3% de los españoles encuestados estaba en contra de la legalización de Batasuna. Se dice que no se dan las condiciones para la lucha armada, ¿pero sí se dan para la lucha "legal", "institucional" y "democrática"? No olvidemos tampoco que este mismo Gobierno, con Rugalcaba a la cabeza, lleva hasta hace poco encarcelando "canteras de ETA" y cometiendo demás tropelías.

Yo no soy vasco y no he padecido ningún tipo de tortura ni similar, pero no entenderé ningún tipo de comentario o insulto en plan "qué fácil es hablar" o "qué sabrás tú", pues el debate, la autocrítica y la solidaridad siempre son ejercicios bienvenidos, se trate de Cuba o del MLNV, que lleva recibiendo bastantes críticas por partes de la izquierda revolucionaria, marxista-leninista, durante un tiempo, y en cierto modo es comprensible. Hace no mucho Otegi afirmaba en un mitin de Iniciativa Internacionalista: "somos bolcheviques, somos revolucionarios". ¿Hoy qué somos? ¿Mencheviques? ¿Reformistas? ¿Reconocemos la legalidad de este Estado y por ende lo legitimamos? ¿Nos dejamos embaucar por el rollo institucionalista?

E insisto para que no quepa ninguna duda: he aquí un servidor que siempre ha apoyado a la izquierda abertzale allá por donde ha ido y que se ha solidarizado siempre que ha tenido oportunidad. No pertenezco a esos que sólo pretenden generar polémica o que simplemente van de superrevolucionarios; tan sólo pretende crear un espacio de debate ante tanta ola de positivismo y alegría porque... ¿qué pasará si, como es más que probable, este proyecto del MLNV no da sus frutos y el Estado Español no cede? ¿A quién le echarán la culpa esos revolucionarios pacifistas ahora? ¿A los que sigan en las cárceles por haberse jugado la vida? ¿Dirán, después, que también es culpa de ETA el permanente bloqueo político a la izquierda abertzale? ¿Dirán que si hubieran abandonado la lucha armada antes se habría solucionado el conflicto? ¿O dirán, bajo un oportunismo barato, que el alto al fuego permanente fue un craso error?

En cualquier caso, las útlimas actuaciones del MLNV no hacen más que confirmar las dudas del Camarada Arenas (él sí tiene caché en cuanto a represión se refiere, ¿o no?) que expresó en una entrevista en 2007 cuando le preguntaron qué opinaba de la izquierda abertzale. Tras piropear la deslumbrante capacidad de maniobra de ésta, dijo:

"No estoy convencido de que esto pueda tener una proyección futura en el camino de lo que podríamos llamar movimiento socialista, propiamente dicho. Ahora se combinan los dos elementos, en el que predomina el elemento nacional, mientras que las cuestiones referidas a un carácter más social están en un segundo plano."

Quizás las últimos hechos acaecidos no hacen sino confirmar que efectivamente el elemento nacional ha pasado a un primerísimo plano en detrimento del elemento social... Craso error si se pretende derribar el sistema opresor, capitalista, y sustituirlo por uno éticamente superior (como el propio Arnaldo Otegi afirmaba parafraseando a Fidel Castro): el socialismo.

Yo personalmente me mostraré escéptico, no derrotista, pero tampoco optimista hasta que el Gobierno ceda un ápice en su actitud autoritaria y de pie a la esperanza y a la ilusión para los que deseamos la paz, la justicia, la democracia, la libertad y el socialismo para Euskal Herria, y creemos que para todo esto es imprescindible el alto el fuego permanente, general y verificable... de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Para finalizar, acabo citando un extracto de un escrito de 1968 (¿realmente han cambiado tanto las condiciones para la lucha armada respecto a los sesenta, setenta u ochenta?) de Txabi Etxebarrieta:

"Con esta estrategia revolucionaria, ETA ha desarrollado una serie de actividades que han provocado la furiosa reacción del capitalismo. Junto a esa violenta reacción hemos visto también a grupos «ultra-socialistas» y «abertzales», que nos han condenado, acusándonos de «guerrilleros ilusos», etc. Desde luego aceptamos cometer errores, incluso errores graves, pero lo que defendemos ahora y defenderemos siempre es que la única posibilidad de efectuar la Revolución Vasca es mediante la destrucción de los resortes reales del poder ocupante (el Estado, la Administración española y francesa) y la sustitución de estos resortes por otros órganos de poder revolucionario vasco. Para destruir la Administración española y francesa necesitamos un aparato técnico y clandestino que al tiempo que ataca al opresor conciencie al pueblo y lo estructure en los nuevos órganos de poder revolucionario. Todo este proceso sólo se puede efectuar a través de una práctica concreta; con razón decía Lenin que para conocer a un socialista no hay que mirarle a la boca, sino a las manos; y en el mismo sentido decía Cristo: «Por sus obras los conoceréis»; la Revolución no se hace sobre el papel; es más, en la concienciación del pueblo, el papel, la propaganda es un factor importante, pero no esencial; la concienciación del pueblo es un proceso colectivo, dado a través de prácticas parciales, y el intentar dicha concienciación a través únicamente de cursillos los fines de semana es una idea digna, de una socialdemocracia tan prudente, que es fácil ver debajo de esa organización un miedo insuperable y una autojustificación perfecta."

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