24 de febrero de 2011

El Laberinto Libio

Vijay Prashad
Counterpunch
22/02/11
Traducido del gallego al castellano por Andalucía Proletaria a partir de Estoutras.

En 1969, el coronel Muammar el-Gaddafi (27 años) sorprendió al anciano rey Idris, por aquel entonces en Turquía recibiendo tratamiento médico. Inspirado por los Oficiales Libres de Egipto, Gaddafi y sus compañeros coroneles condujeron al socialismo al débil estado libio y a la aún más débil sociedad libia. La principal riqueza de Libia era su petróleo, y en los días en los que fue depuesto Idris el país exportaba tres millones de barriles de petróleo diarios. Idris celebraba los beneficios mientras el pueblo padecía lo indecible. He ahí la razón de la escasa oposición al golpe de Gaddafi.

Muammar el-Gaddafi, líder de Libia desde 1969

El régimen de Gaddafi impulsó una serie de cambios radicales para transformar la sociedad libia. Libia tuvo la desgracia de ser un puesto de interés tanto del Imperio Otomano como de las aventuras coloniales italianas. Algo fatal para el más básico desarrollo social. Durante la primera década del régimen de Gaddafi, el Estado se hizo cargo de los campos petrolíferos y aumentaron sus alquileres. Acto seguido, ese dinero fue destinado al bienestar social, principalmente para viviendas y sanidad. En el transcurso de la segunda década (1978-1988), el régimen restringe el sector privado y anima a los trabajadores a tomar el control de casi 200 empresas. La redistribución de la tierra en la llanura occidental de Trípoli fue la medida afín en lo rural. El Estado intervino para controlar todas las operaciones macroeconómicas, al tiempo que el Banco Central de Libia redistribuía la riqueza, limitando las operaciones bancarias.

Nacionalista al estilo de Nasser, a Gaddafi, por aquel entonces, no le interesaba la laicidad. En su Libro Verde desestimó el capitalismo y el comunismo a favor de una "Tercera Teoría Universal" para retomar en el mundo árabe los fundamentos del Islam en política y en economía. La expulsión de los residentes italianos de Libia obedecía tanto al mandato islámico como al nacionalismo, lo que en el caso de la solidaridad con las revoluciones islámicas desde Chad hasta Filipinas (como herramienta para su propia ambición creó en 1972 la Legión Islámica "al-Failaka al-Islamiya"). La militancia islámica de Gaddafi acabó cuando fue víctima de un intento de asesinato en 1993 y con el crecimiento del islamismo militante en la vecina Argelia. El islamismo político de Gaddafi se transformó rapidamente en una paranoia sobre Al-Qaeda en el Magreb.

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, Gaddafi ofreció rapidamente su apoyo a los EEUU. En octubre de 2002, el ministro de Exteriores libio Mohammed Abderraham Chalgam, admitió que su gobierno mantenía estrechas consultas con los EEUU en materia antiterrorista, y pocos meses después, el aparente heredero de Gaddafi, su hijo Saif al-Islam al-Gaddafi, elogió el apoyo de Libia a la guerra de Bush contra el terrorismo. Si visitásemos la página web de Gaddafi en aquella época, leeríamos una notable declaración del viejo coronel: "El fenómeno del terrorismo no es un motivo de preocupación sólo para los EEUU. Es algo que concierne al mundo entero. Los EEUU no pueden combatirlo sólo. No es lógico, razonable ni productivo encomendar la tarea sólo a los EEUU." Éstos, a su vez, precisaban de Gaddafi, un auténtico terror para grupos como el Grupo Islámico Combatiente Libio. Gaddafi debió de pasar frío cuando vio que, en mayo de 2009, acudían miles de personas al funeral de Ibn Sheikh al-Libi en la ciudad de Ajdabia (al-Libi fue detenido en Pakistán en 2001, y murió bajo custodia estadounidense. Libia colaboró con EEUU en este y en otros casos de combatientes libios arrestados durante la guerra en Irak y Afganistán).

La Cuestión de Oriente

Ajdabia, ciudad natal de al-Libi, se encuentra en la parte oriental de Libia, la histórica vilaya (provincia) de Cirenaica (otra ciudad de la zona es Bengasi, punto candente de los disturbios de 2011). Libia Oriental está orgullosa de su extensa tradición de resistencia contra las autoridades extranjeras. Sus tribus lideraron la resistencia contra los otomanos y después contra la ocupación italiana. El héroe de la lucha contra los italianos fue Omar al-Mujtar, cuyo rostro adorna el billete de diez dinares libios y cuya lucha fue inmortalizada por el actor Anthony Quinn en la película de 1981, financiada por el gobierno de Gaddafi, "El León del Desierto". También fue en las provincias orientales donde surgió la orden del Islam sanusí, a la que pertenecía el rey Idris. La orden sanusí cuenta con la lealtad de un tercio de la población libia. Algunos de ellos aun tienen a Gaddafi como responsable de la ejecución de su rey.

El nuevo régimen de Gaddafi, presuntamente, trató de derrocar la supremacía tribal. Lo que hizo fue reforzar a su propia tribu, la Qadhadhfa, y a sus amigos personales. La confederación Sa'adi de Oriente quedó fuera de la nueva administración. La vuelta de los ingresos petroleros y el salario social prometido por el nuevo régimen supusieron solo una insignificante ayuda al empobrecido Oriente.
  
Revolución dentro de la Revolución

La negligencia con el Oriente no sólo continuó, sino que, a finales de la década de 1980, el régimen de Gaddafi se volvió así en el resto del país. El uso desacertado de los excedentes de petróleo llevó a un estancamiento económico. Gaddafi tuvo un respiro cuando los EEUU, en la época de Ronald Reagan, bombardeó su palacio, matando a su hija Hanna, de 15 meses. El pueblo libio se unió en torno a él y su régimen. El antiamericanismo, muy fácil de seguir con Reagan a la cabeza de Washington, suministró una buena cobertura para lo que Gaddafi llamó "Revolución dentro de la Revolución". Estas eran las palabras libias para describir la entrada del neoliberalismo, el llamado por Gaddafi "capitalismo popular". En 1987, la anémica política de sustitución de importanciones llegó a su fin y las recetas del FMI sirvieron para "reformar" la agricultura y la industria. En septiembre de 1988, el gobierno abolió las cotas de importación-exportación, permitiendo que el comercio al por menor prosperara en las ciudades.

Mapa físico de Libia

Las sanciones de la ONU en 1992 llevaron a las "reformas" al caos, y permitieron al viejo Gaddafi emerger del letargo en el que se encontraba. Aparecen grietas en una élite gobernante que gestionaba las "reformas" unas veces lenta y otras aceleradamente. La principal figura de la agenda neoliberal fue Shokri Ghanem, que pasaría del puesto de Primer Ministro en el gabinete de 2006 al más importante de cabeza de la Corporación Nacional del Petróleo. Ghanem promovió intensamente las inversiones extranjeras en el sector petrolífero, y se apresuró a implantar los Acuerdos de Producción y Explotación Compartidos con compañías que iban desde Occidental Petroleum Corporation hasta la China National Petroleum Corporation. El británico Tony Blair y el francés Sarkozy corrieron a besar el anillo de Ghanem y prometieron finanzas por concesiones petrolíferas. Esta es la razón por la que el gobierno británico liberó al presunto terrorista de Lockerbie y por la que Berlusconi se inclinó delante del hijo de Omar al-Mujatar en 2008 y entregó 5 millones de dólares en una disculpa por el colonialismo italiano de Libia. Con su brusquedad característica, Berlusconi dijo que el se disculpó sólo para que Italia recibiera "menos inmigrantes ilegales y más petróleo".

Junto a Ghanem está el hijo de Gaddafi, Saif, que realizó una tesis en la London School of Economics en septiembre de 2007 sobre "El papel de la sociedad civil en la democratización de la toma de decisiones mundial: del poder 'blando' a la toma de decisión colectiva" (el trabajo fue aconsejado encarecidamente por David Held, sociólogo británico de gran prestigio en el campo de la globalización. Saif, por su parte, abogó por la necesidad de darle a las ONG el derecho al voto en la toma de decisiones internacionales, impidiendo así el dominio de los EEUU y de sus aliados atlánticos. La "naturaleza" de las ONG, argumentó, es la de ser "críticos independientes y abogados de marginados y desfavorecidos". Permitir que las ONG templen las ambiciones del Norte es mucho más "realista", defendía Saif, que esperar una transformación en las relaciones internacionales. Este tipo de realismo condujo a su fe en las "reformas" y su reciente llamamiento hacia la más dura violencia armada contra los que protestan en Trípoli y Bengasi. La "sociedad civil", en el lenguaje del neoliberalismo, se limita a la labor de aquellas ONG que no quieren revisar las relaciones del poder. Los míseros de las calles no son parte de la "sociedad civil", son seres irracionales.

El Congreso Popular de Base se lamentó de las "reformas" en septiembre del 2000. No simpatizó con la privatización de las empresas públicas ni con la creación de enclaves de libre comercio. Su periódio, llamado Al-Zah al-Ajdar, protestó contra empresas extranjeras y el sector turístico. Una parte dentro del Congreso también se irritó por las concesiones políticas de Gaddafi para reducir las sanciones de la ONU y ganarse el favor de las capitales europeas (acabar con el programa nuclear libio era parte de estas concesiones). El Congreso trató de desacelerar las "reformas". Estas acciones irritaron también al FMI, cuyo informe de 2006 remataba así: "El progreso en el desarrollo de una economía de mercado fue lento y discontinuo".

Las viejas pugnas entre lealtades tribales comenzaron en la casa de Gaddafi. Su hijo Muatassim participó activamente en la creación de la Zona Franca de Explotación, cerca de Zuwara. Muatassim, a quien el embajador de Serbia definió como "un hombre sangriento" y "no muy brillante", lleva mucho tiempo enfadado con su hermano Saif, a quien muchos consideraban que fue preparado para suceder a Gaddafi. Saif, por su parte, trató de acelerar el ritmo de las reformas a través de su comité del Consejo Económico y de Desarrollo. Los hermanos llevaban mucho tiempo luchando entre ellos, pero los dos en el lado del neoliberalismo. La diferencia es que cada uno cree en sus "reformas".

Bandera del antiguo Reino de Libia, utilizada en las actuales protestas del país africano



Los levantamientos en el este, combinados con los esfuerzos neoliberales de Trípoli, agruparon a grandes sectores de la población contra el régimen de Gaddafi. Poco queda del brillo de 1969 en el viejo hombre. Es una caricatura de los años revolucionarios. Estamos muy lejos de aquel "instigador revolucionario" que tenía por lema: "Las masas deben tomar el mando de su destino y de su riqueza". Del lado por el que se inclinan los militares dependerá el desarrollo de los acontecimientos (que dos coroneles en sus aviones de combate Mirage se refugiaran en Malta, negándose a disparar a la multitud en Trípoli, es una primera indicación de una dirección, pero en otra dirección están esos otros pilotos que sí dispararon contra la multitud). La cuestión no está todavía resuelta. Las masas salieron a la calle. Viejas rivalidades y nuevos resentimientos caminan juntos. Algunos buscan objetivos tribales reaccionarios, otros buscan liberarse de las "reformas". Algunos se preguntan por qué un país de 6 millones de habitantes y rico en petróleo no se asemeja a los Emiratos Árabes Unidos, y otros simplemente quieren tener un mayor control de sus propias vidas. Pero la maoría lo que quieres es salir de los oscuros corredores del laberinto libio.

2 comentarios:

  1. Yo solo quiero hacerte una pregunta: eres capaz de enseñarme una sola imagen, o video de esos bombardeos sobre civiles hechos por la aviación libia ?.
    Explicame como en la era de los móviles, de las cámaras de video, en la época en que es posible tener imagines de cualquier cosa que ocurra en el mundo, ¿ donde estan ?.
    Mucho izquierdista de salón es lo que hay.

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  2. No, no te puedo enseñar ninguna imagen de los supuestos bombardeos. Creo que, al igual que muchos camaradas, las opiniones que podamos tener sobre los sucesos de Libia son difusas, comparable en cierto modo a lo sucedido en Ecuador hace unos meses con lo del golpe de estado contra Rafael Correa. En cualquier caso, me he limitado a subir varios artículos sobre lo que está pasando en Libia con intención informativa. Si te fijas, también subí otra reflexión de distinto cariz al de este artículo, que tampoco refleja mi opinión personal.

    Un saludo y gracias por visitarnos.

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